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QUÉ ARTE, JULIO PRÍNCIPE NOS HA CAUTIVADO!

publicado a la‎(s)‎ 12 abr 2017, 10:38 por Radio Terrícola Envera   [ actualizado el 23 oct 2017, 10:24 ]
A principios de los años 60 nuestro invitado de hoy cogió una pequeña maleta, puso en ella lo poco que tenía y decidió trasladarse a nuestro país a vivir una aventura que aún continúa. España no era el mejor lugar del mundo para vivir, pero él tenía claro que lo suyo era la danza, el flamenco, y que aquí encontraría el motivo más fuerte e intenso para vivir su pasión, para adentrarse en un mundo que no era el suyo, pero lo sería.

Julio Príncipe es holandés, nacido en Amsterdam, y toda una leyenda viva de la danza en este país; ha compartido su vida con el incomparable José Granero, El Maestro, el precursor indiscutible de nuestro Ballet Nacional y creador de innumerables coreografías que pasarán a la historia; Julio ha trabajado con muchísimas grandes figuras del flamenco como Antonio Gades, la inigualable Manuela Vargas o la propia Pilar López, pero también con bailarinas internacionales y únicas como Maya Plisetskaya; han sido muchísimas artistas del mundo entero las que han sido  compañeras suyas de viaje y con las que ha compartido su arte y su gracia única desde hace 59 años que llegó a España con lo puesto. Ha sido maestro y profesor de baile de profesionales y aficionados, y ahora es un personaje, que a sus 81 años, posee una energía, un carisma, que cautiva y atrapa. Nos lo ha demostrado hoy dejándonos sin pestañear durante más de una hora que ha durado el programa. 

              

La sabiduría, vena artística y enorme simpatía de Julio nos daba para muchos programas más, muchísimos más, pero hoy ha compartido con nosotros algo grande e íntimo: su esencia vital. Nos ha regalado tal cantidad de emociones intensas, pensamientos, anécdotas y  reflexiones, que muchos de nosotros hemos quedado tocados por su descomunal mundo interior, por su bondad, por su franqueza y naturalidad.

Julio Príncipe es su nombre artístico, claro está, y viene de un nombre impronunciable holandés. Fue pintor, aprendiz a actor y aficionado al baile hasta que un buen día presenció en Amsterdam la actuación de una de aquellas inmensas artistas españolas de la época: Pilar López, hermana de la no menos célebre Argentinita. Dice que le impresionó tanto aquella mujer que tuvo que salir, sin remedio, detrás de aquella bata de cola hasta donde le llevase, y no fue otro lugar que nuestro país. 
No le importó su tardía iniciación a este noble arte de la danza. Trabajó muy duramente hasta que dominó la jota, el bolero, la danza clásica y el flamenco. Por delante tenía un mundo abismal por hacerse un hueco en el complicado y hermético paisaje del flamenco. No había nada que a Julio le atemorizase y, aunque no lo había mamado, por sus venas corría sangre gitana, y él lo sabía.

              

Así es nuestro hombre, un puro aventurero sin miedos y dispuesto a todo por un sueño. Sufrió penurias de todo tipo, realizó esfuerzos hercúleos por aprender un idioma del que no conocía una sola palabra, tenía que dominar un arte que, además de llevarse muy dentro, exigía una dedicación extrema y total, no conocía a nadie y nadie le conocía a él... en fin, realizó una proeza propia de un inconsciente o ,como dice él, de alguien que sigue donde su corazón le lleva. 
Julio nos habla de aquellos primeros años cuando se metía en el cine y veía 4 ó 5 veces la misma película para familiarizarse con el español, nos relata sus peripecias en las pensiones de a duro, donde la angustiosa soledad le esperaba cada día sin ese trabajo que no llegaba y sólo, muchas veces frente a su maleta ya hecha para regresar a su país, se decía que era mejor morir que abandonar. Nos describe, emocionado, que aún así se ponía a bailar y se le olvidaban todas las penas. Después vinieron otros tiempos en los que llegó a trabajar 16 horas diarias bailando, las giras mundiales, las grandes figuras, el reconocimiento de su arte y el amor, siempre el amor en su vida. Ha seguido siempre a su corazón, sin preocuparle nada más.

Nuestros chicos han intervenido con sus preguntas inesperadas y sorprendentes, pero también con demostraciones espectaculares de baile y declamación, como la de Martita, gran actriz, bailarina y experta en asuntos relativos al Atlético de Madrid. Enrique y su arte con el cajón flamenco, Paquito y sus chistes interminables o las reveladoras artes interpretativas de Vanesa, todos magníficos e irrepetibles. Carolina, Andrés y Manuel han sido los encargados de conducir el programa de forma magistral.

               

Hay tantas frases geniales que Julio ha ido esparciendo por toda nuestra nave terrícola que es difícil decidirse a terminar esta breve crónica con una sola de ellas, pero sí que vamos a dejar alguna pincelada: "En momentos difíciles hubiera preferido morir a dejar de bailar, aunque el baile duele, y duele mucho, pero te lleva a un mundo mejor. Ojalá todo el mundo bailase, seríamos mejores personas. Siempre he buscado el contacto con la gente y siempre, siempre, el lado soleado de la vida".

Se puede ser más grande?. 
Gracias Julio!!! 

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